domingo, 29 de junio de 2014

La última arboleda

Málaga, Paseo de los Curas Pero ¿quién no se asombrará, con razón, de que se haya hecho venir desde tierras extranjeras un árbol solamente por su sombra? 
Me refiero al plátano (...) Plinio el Viejo (23-79 d. C), Historia Natural, libro XVI

Pasear bajo la bóveda formada por las copas de unos viejos árboles puede ser una experiencia tan intensa como recorrer la nave de una catedral. El ámbito creado por la secuencia de sus troncos y la luz tamizada por diversas tonalidades de verde a través de su dosel es sumamente gratificante desde el punto de vista sensorial. 

Existe en algunos representantes de mi profesión un cierto deslumbramiento por los catálogos de materiales, que en lo tocante a la jardinería pública se traduce en farolas fastuosas, deslumbrantes chapas metálicas, sofisticados bancos de diseño... sí, hay diversas citas de arquitectos célebres que dicen que dios está en los detalles. Pero muchas veces los árboles no nos dejan ver el bosque. ¿Habrá que recordarlo? salvo que uno sea un monje zen, la vegetación es el principal ingrediente para diseñar espacios ajardinados. Los árboles proporcionan frescor disminuyendo la temperatura ambiental, fijan la contaminación y tienen efectos beneficiosos sobre nuestro ánimo, especialmente si se combinan adecuadamente con otros estratos vegetales. ¡Ah! y con ellos se pueden definir espacios soberbios.  No son un elemento decorativo más que se salpica aquí y allá por la superficie disponible: son el elemento principal con el que caracterizar un recinto, estableciendo un orden tridimensional donde antes solamente había vacío informe. 
Espacios que, por cierto, pueden ser de una modernidad incuestionable, como nos enseñaron hace ya muchas décadas tipos como Roberto Burle-Marx. Para ser moderno no hay que ser antipático.

Pero pasear en mi ciudad bajo una vieja arboleda equivale a temer por su futuro. Son ya demasiados los arboricidios que registran las crónicas como para bajar la guardia. Porque parece existir un pacto para que los árboles de las aceras malagueñas no crezcan mucho más allá de un par de décadas; y hay que admitir que en esto la administración no está sola. En nuestra cultura está arraigado el sentimiento de que lo público no es de nadie -a diferencia de otros lugares, en los que lo público es de todos- y en nuestra calle todos queremos árboles, excepto frente a nuestra ventana. Y que éstos no sean sometidos regularmente a podas extremas es interpretado como dejadez por parte del ayuntamiento.

Además, hay que añadir que el plátano de sombra, sin duda la mejor elección para sombrear el asfalto, ha sido sentenciado: aquí, cada vez que un ejemplar es arrancado, se le sustituye por un almez. No faltarán informes que cuestionen su salud o idoneidad (lo que no es de sorprender tras ser cuidados a base de serruchazos extemporáneos y desproporcionados) pero hagan ustedes mismos el experimento: paseen bajo una arboleda consolidada de plátanos. Háganlo después bajo una alineación de ficus, otra de jacarandas y otra de naranjitos; les ruego que compartan aquí después su experiencia en forma de comentario bajo estas líneas. 

Y, en este sentido, varios milenios de experiencia avalan la elección: no hay otro árbol mejor que el plátano de sombra para crear un paseo arbolado. La especie humana ha ido rodeándose desde la antigüedad remota de acompañantes de otras especies, animales y vegetales, para diversos propósitos: alimentarse, cuidar el ganado, cazar... y proporcionarse sombra. Persas, griegos, romanos, monarcas absolutos o reyes ilustrados no pueden estar todos equivocados. Desde la antigüedad, el plátano de sombra es nuestro mejor amigo: frescor en verano, poesía en otoño, calidez en invierno, promesas en primavera. Troncos esculturales de bellas tonalidades y copas airosas. Si se las deja crecer en razonable libertad, claro.

Paseos arbolados como el que encabeza estas líneas. Nuestra mejor arboleda, nuestra última arboleda. Amenazada por soterramientos, proyectos de infraestructuras varios e informes especializados de tráfico o de parques y jardines; y casi convertida en autopista urbana. Un verdadero oasis un domingo temprano, cuando no haya tráfico rodado. 

Concluyamos, pues, entonando el cántico junto a Jerjes I, Gran Rey de Persia, que a la sombra de un gran plátano exclama "no hay sombra de vegetal alguno tan querida, amable y suave"; pensamiento recogido por Heródoto y que posteriormente narraría musicalmente Haendel en su ópera Serse:

Frondi tenere e belle / del mio platano amato / per voi risplenda il fato.
Tuoni, lampi, e procelle / non v'oltraggino mai la cara pace, / né giunga a profanarvi austro rapace.

Ombra mai fu / di vegetabile, 
cara ed amabile, / soave più.



Barcelona, Las Ramblas

jueves, 13 de marzo de 2014

La Mundial, a ojos de un arquitecto

Pensión La Mundial

Las ciudades son reflejo de las sociedades que las producen.
Hay ciudades que muestran como señas de identidad palacios aristocráticos de ocultos y suntuosos patios, arquitecturas vernáculas y pintorescas o iglesias barrocas de recargada decoración.

No es que en Málaga no tengamos algo de todo eso (tenemos, por ejemplo, una de las más espaciosas y luminosas catedrales españolas) pero quizá nuestros mayores logros, aquéllos en los que con mayor orgullo nos reconocemos, están relacionados con una noción del espacio público que nos acerca mucho a Europa. De igual manera, nuestros principales monumentos urbanos no son estatuas ecuestres o efigies regias, sino imágenes de industriales o conmemoraciones de caídos por la libertad. Que cada cual juzgue para sí si esto es bueno o malo –yo desde luego tengo clara la respuesta-, pero esto es lo que somos. O lo que soñamos ser en un momento señalado de nuestra dilatada historia.

Gran parte de lo que hoy percibimos como nuestra identidad se corresponde con el coraje de unos visionarios que soñaron una ciudad nueva y la modelaron de acuerdo a este ideal, con el respaldo de una incipiente industrialización luego truncada, que vio surgir en nuestro suelo los primeros altos hornos españoles.

La ciudad burguesa del siglo XIX produjo unos espacios de proporciones equilibradas y delimitados por fachadas igualmente armoniosas; en ellas primaba un sentido del orden, animado por sutiles variaciones, que hacía que la ciudad pudiese leerse como una única partitura. Y en esta gran pieza musical, incluso las residencias de los personajes más notables se plegaban a este orden, renunciando a gestos de protagonismo ornamentales. Por eso las fachadas de palacios de familias como los Larios se integraban perfectamente en la escena sin destacar apenas. La calidad de cada una de las piezas es alta, pero el “efecto grupo” es lo que confiere al conjunto un valor sorprendente.

Málaga, Plaza del Carbón

El palacete de los Condes de Benahavís tampoco incumplía esta premisa. Voces más autorizadas que yo han investigado y justificado perfectamente desde el campo de la historia el valor de este edificio, hoy más conocido como “La Mundial”.

Ahora me gustaría exponer, como arquitecto, porqué La Mundial es tan buen edificio.

La Mundial contiene elementos que son estupendas piezas de artesanía, como los herrajes, los cierros o la decoración interior; este hecho le confiere un incuestionable valor añadido, pero no lo convierte automáticamente en un buen edificio. Lo que lo convierte en una excelente muestra de buena arquitectura es la manera admirable en que se ubica en un lugar y un  tiempo determinados. Es un edificio pensado de forma inequívoca para ese emplazamiento y para ningún otro.

Como se dice más arriba, al contrario de las construcciones de los nuevos ricos, el edificio se inserta discretamente en la trama urbana, mostrando una cara sobria y una composición de huecos similar a las de las construcciones circundantes. Sin embargo, siendo tan buen arquitecto, Eduardo Strachan -su proyectista- reconoce sin dudar la singularidad del solar que le es encomendado y, sin estridencias pero con maestría, resuelve el remate de la pieza del Hoyo de Esparteros. Su tipología constituye una verdadera rareza en el parcelario por razones de morfogénesis urbana, como ya expuse en otra ocasión. Y Strachan atiende a la doble circunstancia de ser remate de una larga “península” y de, por otra parte, estar abierta a la plaza por el lado de levante y orientada  a una calle secundaria –el pasillo de Atocha- por poniente.

Del fuerte sentido direccional que le imprime la longitudinalidad de la pieza resulta una forma casi náutica, a modo de proa, conformada por esa doble curvatura en las esquinas tan característica de la arquitectura malagueña de la época, y el ático retranqueado componiendo con su azotea una especie de puente de mando rematado por balaustres. Casi un barco a punto de partir.

Pero la aparente simetría es inexistente en la planta. El formalismo antes descrito se acomoda ahora a las claves sugeridas por el lugar: con un acusado sentido de la teatralidad, las dependencias más importantes se abren al Hoyo de Esparteros, mientras que los espacios de servicio y la escalera se desplazan a la trasera, al pasillo de Atocha. En el primer caso, huecos regulares y balcones volados, una fachada representativa; en el segundo, huecos más pequeños, heterogéneos y diseñados de acuerdo a la función de la habitación a la que dan luz y vistas.

Y los cierros. El gesto más sorprendente de todos. Asomando a los moradores en visión de abanico tanto al Hoyo como a la Alameda, a través de Calle Ordóñez; pero evitando mirar al entorno menos noble, aunque la composición resultante evidencie esa asimetría.

Porque, como dijo Frank Lloyd Wright, Buildings, too, are children of Earth and Sun.

En su día argumenté porqué me parece tan desafortunada la intervención proyectada por la promotora Braser en Hoyo de Esparteros. Intervención que implica la demolición de La Mundial y la construcción de una réplica en otro lugar del entorno, en un lamentable ejercicio de copy-paste que no solamente desvirtuará su materialidad constructiva al reproducirlo con técnicas actuales sino que convertirán en incomprensibles las sutiles claves con las que Strachan hilvanó su proyecto, empapándose del genio del lugar. La Mundial tiene sentido solamente en su emplazamiento actual, para el que fue pensada, y su reconstrucción en otro lugar es un absurdo desde el punto de vista arquitectónico. La fachada representativa que Strachan proyectó como tribuna quedará ahora arrinconada, y la trasera ganará un imprevisto protagonismo desde las orillas del Guadalmedina. Y el airoso navío a punto de hacerse a la mar se convertirá en un pequeño Titanic a punto de colisionar con un enorme iceberg.

Se trata en definitiva en un gesto de cara a la galería de falsa protección del patrimonio.

Antes definí a la Málaga decimonónica como un proyecto de ciudad europea y moderna que quedó inconcluso. Claro que hablo de hace siglo y medio. Después vinieron los bloques de la Malagueta y el Málaga Palacio. Quizás sería bueno definir a cuál de esas dos facetas de lo que fuimos -somos- queremos parecernos.

Málaga, Calle Larios

jueves, 27 de febrero de 2014

Los trazos de la canción / The songlines

Málaga, iglesia de San Lázaro

En el libro del mismo título, el siempre fascinante Bruce Chatwin explicaba, por boca del explorador Arkadi Volchov, que “al desplazarse por el país cada antepasado totémico había esparcido una huella de palabras y notas musicales a lo largo de la sucesión de sus pisadas, y cómo estos rastros de Ensueño estaban impresos sobre la tierra como «medios» de comunicación entre las tribus más distantes”. Con estas palabras aludía a la ancestral forma de orientarse de los aborígenes australianos por el territorio de sus predecesores; más que por hitos físicos, era a partir de rituales, canciones asociadas a éstos, como podían identificar el terreno por el que se transita y sentirlo como propio.

Con excesiva frecuencia reducimos el patrimonio a su cara más visible: el edificado. Sin embargo, hay otros rasgos menos evidentes que dan coherencia a la ciudad como hecho complejo, y que pueden persistir incluso a pesar de la desaparición de las arquitecturas que proporcionan un escenario a la vida urbana.

Por otro lado, también el centro histórico de Málaga es demasiadas veces confundido con una de sus partes, la correspondiente a su recinto amurallado, olvidando arrabales históricos como el de la Victoria. 

La Victoria es un arrabal que aún genera un fuerte sentimiento de pertenencia entre sus habitantes. En buena medida es el último de la ciudad en el que esto es posible, tras el exterminio programado e irreversible al que han sido sometidos otros barrios igualmente pertenecientes a la ciudad histórica como La Trinidad o El Perchel. La Victoria nos proporciona a los que vivimos en él todas las ventajas de la centralidad pero sin las servidumbres impuestas por la ciudad franquiciada-parque temático en que se ha convertido la mayor parte de la porción intramuros del centro histórico.

Como el resto de Málaga, ha sufrido los embates de la especulación y ha visto desaparecer un porcentaje muy elevado de su arquitectura anterior al siglo XX. Pero en este caso, el urbicidio al que ha sido sometido nuestra ciudad –y que aún no ha cesado- no ha conseguido acabar con la cohesión de una población variopinta y arraigada.

Y uno de los rasgos unificadores de esa población heterogénea es algo tan inmaterial como el tránsito umbilical a través de ese recorrido ancestral, materializado en los recorridos diarios de sus vecinos que invariablemente coincidimos a lo largo del trayecto, dada la casi inexistencia de otro recorrido alternativo al centro debido a razones topográficas.

Recorrido también ritual cuya importancia la ciudad reconoce también en las festividades populares, únicos momentos en los que los victorianos podemos verdaderamente gozar de la calle de la Victoria, despejada de vehículos, como punto de encuentro. Sí, porque el resto del tiempo es más un lugar de cruce que de encuentro, dado lo inhóspito del lugar en su configuración actual, convertido en un grosero tubo digestivo en el que toparse con los conocidos sin casi posibilidad de detenerse para no entorpecer el paso de las demás personas, dada la estrechez de la acera. Y es que muchos comenzamos a preferir el tortuoso camino en zig-zag a través de Lagunillas, más largo pero menos agobiante.

Es posible que algunos entiendan estos antecedentes como sentimentalismo caduco y sin aplicación práctica. Pues bien, una calle de la Victoria más amable, en el que el tráfico rodado no fuese el dueño sino la excepción, que propiciase la convivencia y el disfrute, no solamente proporcionaría la dignidad necesaria a uno de las rutas de mayor relevancia histórica de Málaga desde tiempos remotos (relevancia que aún se puede adivinar en una serie de hitos existentes en el recorrido, como la capilla del Agua o la iglesia de San Lázaro, y su culminación en el santuario de la patrona) sino que recordaría y subrayaría su pertenencia al centro histórico, ya que no al intramuros medieval. Además, la posibilidad de que la vida se remanse en los márgenes de esa vía, que en la actualidad escupe hacia sus extremos a los que por ella transitan, sin duda contagiaría de ese fluido vital a uno de los espacios de más amenazada supervivencia de la ciudad, ayudando a su revitalización: Lagunillas.

Dejémonos sorprender por lo que la muchas veces centenaria Victoria tiene que ofrecernos: el olor a azahar en primavera,  el chillido de los vencejos, las voces conocidas de nuestros vecinos al volver del trabajo a pie y dejemos que la vida vaya apropiándose de ella de nuevo, en lugar de verla pasar.

Como afirmaba el Arkadi de la novela de Chatwin:
-        - En otras palabras, ¿«existir» es «ser percibido»?
- Sí.

Adenda: El socavón. En muchos casos, actuaciones de este tipo están sujetas a especulaciones de urbanismo-ficción del tipo "qué ocurriría si..."; en este caso, el experimento ya se ha hecho con carácter improvisado por razones de fuerza mayor, y no parece que a la vista de los resultados el planteamiento sea disparatado.





sábado, 1 de febrero de 2014

Viviendas sin vida

Málaga, viviendas sin vida

Málaga, viviendas sin vida

Todas las ciudades tienen una "cara bonita" que las autoridades locales exhiben con complacencia como muestra de su buena gestión. Pero siempre hay otra cara oculta que no sale en la prensa, ni siquiera en las páginas de sucesos, pues ya casi no hay nada que contar sobre ella. Es esa otra ciudad que muere con lentitud ante la indiferencia de quienes deberían protegerla y el jolgorio de quienes la consideran un estorbo. Ni siquiera alberga ya dramas humanos entre sus maltrechos muros, pues hace tiempo que sus últimos habitantes se fueron. Sin embargo aún ofrece imágenes de una rara e inquietante belleza...

El pasado mes de diciembre nos propusimos desde Urban Sketchers Málaga realizar un recorrido por las entrañas de esa ciudad olvidada, siguiendo una iniciativa de Hospital Cromático. Lo hicimos con la urgencia que da el saber que muchas de las escenas retratadas ya no existirán en un futuro cercano y el anhelo de retener algo de la memoria de esos lugares en nuestros cuadernos. 

Se clausura ahora la exposición que desde el 21 de diciembre puede visitarse La Invisible sobre este asunto, y en la cual se han mostrado nuestros dibujos junto con los de creadores de diversas disciplinas. Yo he contribuido con las imágenes que encabezan estas líneas.

No dejéis de ver este vídeo realizado por los organizadores; contiene imágenes de nuestra ruta de las viviendas sin vida y de la inauguración de la exposición. A ritmo de verdiales, la música ancestral que con autenticidad telúrica señala en Málaga el solsticio invernal, año tras año. 


Every city has a beautiful side that politicians like to show in advertising campaigns promoting their management of urban policies. But there is usually a darker side that is not seen in tourists information offices, a painfully dying side that is bound to disappear soon, only inhabited by cats now that their dwellers have moved to a different place. And yet it shows a disturbing beauty... Málaga is no exception to this.

This decaying urban parts, incredibly located in the core of the city, are forgotten by nearly everyone, but not all. An exhibition called "Viviendas sin vida" (dwellings without life) is presently held, trying to put a spotlight on them and keep a record before it is too late. Among other collectives, like photographers or video artists, our local Urban Sketchers Málaga team was invited to take part in the event, so we planned a route that took place last december. I drew an accordion sketchbook on that occasion, you can scroll through its pages above. 

Do not miss this video on youtube shooted by the organizers of the exhibition. There you can find some photos from our sketching tour and from the vernissage; the music belongs to the ancient folklore from Málaga and was played live at the show.

jueves, 23 de enero de 2014

About my drawing tools / Sobre mis útiles de dibujo

I have been recently featured at Parkablogs. You have surely heard about it; Parkablogs is an influential, interesting and fairly comprehensive blog about art and illustration. I was honoured to be interviewed by Teoh Yi Chie about my sketching tools, but also about my way of seeing things while sketching. It was a big pleasure to answer to his questions. 

You can read the whole interview in the following link:
http://www.parkablogs.com/content/art-tools-of-luis-ruiz


Me han dedicado una entrada en Parkablogs, un popular sitio de internet dedicado principalmente a la ilustración. He tenido ocasión de ser entrevistado por su autor, Teoh Yi Chie, sobre mis útiles de dibujo y sobre mi forma de enfocar el dibujo urbano; ha sido un placer responder a sus preguntas.

Podéis leer la entrevista completa (en inglés) en este enlace: